En su primera imagen, publicada en 1863 en la revista "Harper´s", de Nueva York, Santa Claus era un gnomo gordito entrando en una chimenea. Nació de la mano del dibujante Thomas Nast, vagamente inspirado en las leyendas de San Nicolás.
En la Navidad de 1930, recuerda Eduardo Galeano en su libro Espejos, de editorial Siglo XXI, San Claus fue contratado por la Coca-Cola. Hasta entonces, no usaba uniforme, y por lo general prefería ropas azules o verdes. El dibujante Habdon Sundlblom lo vistió con los colores de la empresa, rojo vivo con ribetes blancos, y le dio los rasgos que todos conocemos. El amigo de los niños lleva barba blanca, ríe sin parar, viaja en trineo y es tan rechoncho que no se sabe como se las arregla para entrar por las chimeneas del mundo, cargado de regalos y con una Coca-Cola en cada mano. Tampoco se sabe qué tiene que ver con Jesús.
jueves
Si pudiera pasar por alto la navidad
Que rápido pasa el tiempo, nuevamente estamos en la euforía de la navidad. Se ve a mucha gente en las calles en los centros comerciales realizando compras y compras. ¿Alguien se ha puesto a pensar en esa navidad que no se ve?
Me refiero a todos aquellos que viven en los cinturos de misería que están alrededor de nuestra querida Ciudad de México. En esos lugares de verdad que se aprende a apreciar las cosas, la navidad en muchas de esas casas es un día más, y que pensar en cenas, existen muchas cosas más importantes que pensar en noche buena.
Me refiero a todos aquellos que viven en los cinturos de misería que están alrededor de nuestra querida Ciudad de México. En esos lugares de verdad que se aprende a apreciar las cosas, la navidad en muchas de esas casas es un día más, y que pensar en cenas, existen muchas cosas más importantes que pensar en noche buena.
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